Consumo Responsable: Comencemos con Nuestros Niños


Hace un par de días, como de costumbre fui a recoger a mis hijos del colegio, cuando vi que salieron con un papel en la mano. Me dije a mi mismo: -Bueno Jorge, te toca pagar de nuevo alguna cosa para actividades escolares.- Pero cuando comencé a leer aquella cuartilla de papel, fue tal mi sorpresa, que nada tenía que ver con lo que instantes antes había imaginado.

Aquello era un documento bien redactado de la Asociación de Madres y Padres de Andalucía (AMPA). En él se informaba de la peligrosidad en el consumo de las chucherías que muchos padres o familiares damos inconscientemente a nuestros hijos. Leerlo me produjo una gran alegría al saber que las cosas están cambiando, y que somos más consecuentes con todo lo que está relacionado con la salud, por encima de ideales políticos, instituciones o lo que sea. Estamos concienciándonos poco a poco y muy lentamente, pero solo el hecho de dar un primer paso, por muy pequeño que sea éste, el resto ya viene solo.

Creo que son argumentos suficientes como para pensar que podemos conseguir cambiar la dinámica de las cosas mal hechas en el presente, y que nosotros tenemos la fuerza de poder lograrlo con solo variar nuestros malos hábitos y costumbres en el día a día.

Os habéis parado a pensar el motivo por el cual nuestros hijos padecen tantas alergias de todo tipo, las cuales nosotros antes ni conocíamos que existieran…

Mira siempre la letra pequeña en los ingredientes de los alimentos que consumes…

¿Podemos lograrlo? ¡¡Por supuesto que podemos!!

Os dejo con el documento integro del (AMPA).


Nutrición: Las Golosinas

Las golosinas son una tentación a la que pocos se resisten. Sus atractivos colores y formas atraen a niños y mayores, que se dejan arrastrar por la variedad de sabores que deleitan sus paladares. Pero lo que muchos no saben es que estos dulces tan adictivos apenas aportan nutrientes y si excesivas calorías.

Pese a que todos sabemos que el excesivo consumo de dulces causa serios problemas a nuestro organismo, la gran mayoría de personas hace caso omiso de ello y continúa consumiéndolos y motivando a los más pequeños a que hagan lo mismo. Es un tema preocupante si consideramos que al viejo problema del azúcar, se le añade en la actualidad un problema mucho más grave; las “chuches“ contienen más de 17 tipos de colorantes sintéticos y aceites hidrogenados que las hacen elásticas y, aún así comestibles.

Las golosinas o chucherías que consumen casi a diario los niños, y los no tan niños, son un amasijo de aditivos, saborizantes, colorantes y espesantes que atentan contra la salud y ponen en peligro el correcto desarrollo físico y emocional. Algunos de los colorantes identificados en las golosinas que se venden en los mercados convencionales son el E-102 (que dan color amarillo-naranja), E-110 (naranja), E-122 (rojo) y E-129 (rojo oscuro), causante de alergias y procesos asmáticos de origen alergénico. Otros colorantes sintéticos, altamente peligrosos, son el E-133 (azul brillante) que se ha demostrado residual y se acumula en riñones y vasos linfáticos, y el E-131 (azul), que produce urticaria en algunos niños.

Lo colores de los caramelos, que no tienen justificación alimenticia sin solo cosmética, podrían obtenerse de colores naturales, aunque se descarta esto porque le salen muy costosos a las empresas elaboradoras de golosinas. Esto explica que solo en España estén registrados actualmente 43 diferentes colorantes para el consumo humano.


Pensemos en cambiar las golosinas por lo que toda la vida ha sido sano, almendras, pipas, kilos, avellanas, cacahuetes… Los frutos secos si alimentan y no llevan aditivos.

C.D.M



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