Todo Está Dentro de Uno Mismo


En mi opinión, “TODO ESTÁ DENTRO DE UNO MISMO” es una frase impactante, o un título de artículo o libro de esos atractivos, sugerentes, prometedores, de lo más exotérico y esotérico, pero que solamente será útil para quien de verdad es capaz de comprenderlo porque ya lo ha experimentado.

O sea, que si uno no lo ha experimentado y no ha sentido que TODO ESTÁ DENTRO DE UNO MISMO, sin que se lo tengan que explicar, no sirve para nada –porque será simplemente una teoría-, y si uno ya lo ha experimentado, no necesita que se lo expliquen.

Decir que TODO ESTÁ DENTRO DE UNO MISMO es, por tanto, inútil –y yo escribí un artículo que se titula así…-, porque subliminalmente induce a una esperanza: la de que tiene que ser fácil -puesto que ya está dentro de uno-, y ser accesible –por el mismo motivo-, pero esto conduce por dos caminos equivocados. Por lo menos.

El de pensar entonces, de un modo inconsciente o fervientemente, que si ya está dentro no hay que seguir buscándolo y ya se ha acabado el proceso. Y eso no es correcto.

Otra equivocación de plantear esta afirmación es que se volverá en contra, y será frustrante, para quien crea en ello, se ponga a la tarea de ver todo eso que está dentro… y no vea nada.

Eso puede acrecentar aún más el sentimiento de inutilidad personal, y alimentar la frustración por no ser capaz de ver o contactar con algo que al parecer debería ser muy evidente. Y uno mismo tendrá que soportar su propia retahíla de reproches y lamentos: “No valgo para nada… yo no tengo nada dentro… otros sí que tienen todo dentro y no tienen que buscar tan inútilmente como lo hago… no sirvo ni siquiera para algo que debería ser tan fácil… soy incapaz…”

A esto se añade que hay otra persona que le dice que sí lo ha encontrado –aunque sea mentira y sea solamente por disimular que tampoco lo ha encontrado-, y entonces se acrecienta de nuevo y con más fuerza su sentimiento de inutilidad.

¿Qué es lo que crees cuando alguien te dice que TODO ESTÁ DENTRO DE UNO MISMO?, ¿Qué te imaginas o en qué piensas?

¿Tesoros intelectuales?, ¿La comprensión del sentido de la vida?, ¿Dios?, ¿El contacto directo con el misticismo?, ¿Un conocimiento ilimitado?, ¿Un estado de Iluminación permanente?, ¿La paz?, ¿La respuesta a “Quién soy yo”?

¿Y si lo que está dentro –o lo que debería estar dentro- es la falta de ambiciones intelectuales o terrenales?, ¿Y si no hay nada, y es esa nada, precisamente y en contraposición a lo que nos propone la sociedad, el tesoro?, ¿Y si lo que hay es amor y eso es lo único que tiene que haber?

¿Desde qué perspectiva buscamos dentro?, ¿Con qué afán miramos?, ¿Qué es lo que no nos permitimos ver –aunque sea tan evidente- y lo que nos esforzamos en querer ver donde no existe?

¿Lo que hay dentro de Uno Mismo es igual en todas las personas?, ¿Y es siempre lo mismo?, ¿Cada vez que se mira se encuentra uno lo mismo?

¿Y si lo que tenemos dentro son cosas tan elementales y grandiosas como son el amor, la ausencia de ambición, y la paz?, ¿Es que realmente tiene que haber algo más? Porque si buscamos algo más tal vez no sea dentro de uno mismo donde hay que mirar… tal vez haya que buscar en el ego…

¿Y si lo que debiéramos mirar dentro de nosotros mismos fuera un terreno neutral en el que no hubiera conflictos entre uno y Uno Mismo, y pudieran convivir el misticismo, lo espiritual y lo cotidiano?

¿Y si lo que tenemos dentro es la comprensión de la vida sin intelectualidad, sentida con el corazón?, O sea, sin palabras ni definiciones.

¿Y si es la nobleza de dejar pasar los días sin querer agobiarlos de cosas, y la comprensión de que es mejor la contemplación de las cosas grandiosas que habitualmente se nos escapan?

Después de toda una vida de trabajo y sacrificios, lo que uno ansía es la jubilación, la descarga de responsabilidades, y procurar vivir lo más tranquilamente posible. ¿Y si eso en lo que hay dentro: la enseñanza de que no hay que esperar a que llegue la jubilación para hacerlo?

Cuando uno se va haciendo más mayor va permitiendo que emerja el sabio interior, que es quien tiene la capacidad de relativizar las cosas, quien las va poniendo en su sitio despojándolas de los oropeles o del dramatismo, quien comprende –con retraso- que no es necesario dotar a la vida de sufrimiento, inquietud, ambición, compromisos sin ganas, o pérdidas de tiempo –que es pérdida de vida-. Resulta que ese sabio interior es el mismo que lleva toda la vida dándonos los consejos que acallamos con nuestra cháchara, a quien desatendemos por satisfacer a las distracciones que nos ofrece este mundo.

TODO ESTÁ DENTRO DE UNO MISMO, decimos, y muchas veces nos conformamos con decirlo, como si el hecho de pronunciarlo nos abriera las puertas de la comprensión.

¿Qué es TODO?, ¿Cuánto es TODO?, ¿Qué quiere decir TODO?

Uno Mismo es quien está dentro de uno mismo. El de las mayúsculas es el auténtico, es el Ser, es el Humano que contiene también lo divino, lo que trasciende a lo que no pasa de lo terrenal –en el sentido más peyorativo de la palabra-, mientras que el de las minúsculas es el distraído, el rutinario que no se hace preguntas y no tiene una sana ambición de conocerse realmente, el que no sabe por qué o para qué está en la vida y deja que ésta se extinga lenta pero inexorablemente.

Rainer María Rilke escribía esto:
“Usted es tan joven, está tan lejos de toda iniciación, que quisiera pedirle, lo mejor que sé, querido señor, que tenga paciencia con lo que no está aún resuelto en su corazón y que intente amar las preguntas por sí mismas, como habitaciones cerradas o libros escritos en una lengua muy extraña. No busque ahora las respuestas: no le pueden ser dadas, porque no podría vivirlas. Y se trata de vivirlo todo. Viva ahora las preguntas. Quizá después, poco a poco, un día lejano, sin advertirlo, se adentrará en la respuesta.”

Pero hay que hacerse las preguntas, hay que observar y observarse, hay que darse cuenta, hay que estar en la vida y no conformarse con pasar por la vida derrochándola como si fuera a ser eterna. Hay que comprender que, en realidad, somos consumidos por el tiempo.

En mi opinión, que no tiene por qué coincidir con la verdad, cada persona tiene algo distinto, que es eso que la hace única e irrepetible, aunque la esencia de lo que tenemos dentro sí es común, pero cada uno deberá encontrar su grandiosidad o su propia sencillez, porque es conveniente que cada uno viva su vida con sus propias capacidades mejor que tratar de vivir otra vida ajena, estereotipada, idealizada, en la que uno se va a sentir extraño.

¿Qué es lo que yo tengo dentro de mí? –ya que eso es lo que soy realmente- y no ¿Qué es lo que quiero encontrar? -mientras desecho lo que sí encuentro, que es lo que sí hay y es lo que sí soy-, es la propuesta adecuada y puede que esa sea la dirección en la que hay que andar.

La sugerencia es no quedarse quietos en el sufrimiento o el deseo de ponerse en marcha, aplazándolo nuevamente, sino enfrentarse a la inquietud y las preguntas, a los deseos interiores y a la propia costumbre de boicotearse, y entrar dentro, y buscar, y buscarse, hasta encontrar y abrazar –ya para siempre- a Uno Mismo.

Te dejo con tus reflexiones…