EL SECRETO DE TIAMAT: Capítulo 61 - Un obsequio inesperado



Boston (Massachusetts)

Miércoles, 24 de diciembre de 1958. Estaba amaneciendo. Nacía la mañana en que se celebraba el día de Nochebuena, víspera de Navidad. Y como si todo partiese de un plan preconcebido, las calles lucían bañadas de una deslumbrante nevada. El sol discurría armonioso por el brillante horizonte de la ciudad y la actividad en las grandes avenidas comenzaba a crecer conforme pasaban los minutos. Excitada, la gente iba y venía ante los últimos preparativos navideños mientras cargaban con todo tipo de regalos: ropa de moda, pequeños electrodomésticos anunciados por televisión, y como no, juguetes para los más pequeños de la casa. Todo ello en una espiral de consumo marcado por las señaladas fechas. No obstante, la fiebre del consumismo ya comenzaba a gestarse desde las “altas esferas” en los países más desarrollados del mundo.

Ángela y sus dos amigas, Mary y Kat, junto con su hija, la pequeña Lisa, se disponían a desayunar en la mesa de la cocina; abatidas y desoladas porque ellos aún no habían regresado. Ya eran demasiadas semanas desde que los cuatro partieran hacia la Antártida. Y lo que es peor aún, sin tener la más mínima noticia al respecto, ni buena ni mala; eso las desesperaba enormemente.

Lisa se apresuró a terminar su cuenco de cereales, pidió permiso a su madre y se fue a jugar al salón. Ellas, mientras tanto, tomaban sus cafés y tostadas con mantequilla y mermelada. El ambiente era triste y silencioso. Sin embargo, Mary aprovechó el momento para animar la situación y contar lo de su embarazo, cosa que terminó alegrando bastante el desayuno. Entre cálidas felicitaciones y abrazos brindaron por la agradable noticia.

De pronto, oyeron gritar a la pequeña.

—¡Santa Claus! ¡Santa Claus! ¡Es Santa Claus! —exclamaba mientras corría hacia la cocina.

—¿Qué ocurre Lisa? —preguntaba Ángela sin mostrar demasiado interés.

—¡Mamá, he visto a Santa Claus! ¡Por la ventana! —decía excitada, señalando con la mano.

Ángela le hizo un gesto cariñoso y continuó charlando sobre el estado de Mary.

—¡Me ha sonreído y ha dejado algo en el buzón! —reiteraba la pequeña dando pequeños brincos—. A lo mejor es un regalo para mí, ¿no es cierto, mami? Seguro que lo es.

Ángela comenzó a extrañarse, pero no le dio mayor importancia. «¡Bah! Será el cartero disfrazado» pensó.

—¡Venga mamá, vamos a ver que ha traído! —Lisa suplicaba mientras tiraba del brazo de la madre con insistencia.

—¡Bueno, vale! Voy a abrir el buzón. Disculpadme chicas, ahora vuelvo.

Lisa consiguió al fin la atención de la madre. Ésta se abrigó con una especie de chal y fue a comprobar, mientras la niña esperaba emocionada en el recibidor. Una capa de dos dedos de fina nieve cubría la pequeña casetilla de correos. Abrió la portezuela y, efectivamente, dentro había un misterioso sobre. Lamentablemente para Lisa, ninguna muñeca de las que tenía en mente para poder jugar. Sin embargo, encima del mismo sobre había un pequeño juguete infantil. Era un insecto de madera semiesférico. De la forma y tamaño de un huevo cortado longitudinalmente por la mitad. Pintas negras sobre fondo rojo lo decoraban, y bajo su abdomen asomaban unas patitas. Extrañada, Ángela lo puso sobre la palma de su mano y pensó: «¿De qué demonios me suena esto?». Sin darle demasiada importancia tomó ambos, sobre y juguete, se encogió de hombros y cerró la portezuela del buzón.

—Lo siento cielo, tenías razón —comentaba la madre mientras aseguraba la puerta de la casa.

Ángela decidió entregar el juguete a Lisa, «después de todo es sólo un trozo de madera tallado» musitó. «Pero… ¿De qué me es tan familiar este insecto?» volvió a meditar.

—¡Gracias mamá! —dijo la niña sonriendo y dando saltos de alegría.

Lisa lo agarró con ambas manitas como si de un tesoro se tratase y salió disparada a jugar al salón.

Desconcertada, Ángela abrió el sobre muy despacio con un pequeño cuchillo de punta que sacó de un cajón de la cocina.

—Fijaos chicas, es una carta sin remitente —decía tras sentarse nuevamente con ellas.

—¿No pone desde dónde está enviada? —preguntó Kat.

—Absolutamente nada. Tan sólo tiene un ribete de color azul por todo su contorno.

—No parece un sobre convencional —expresó Mary interesada.

Ángela sacó del sobre un papel amarillo pálido, cuidadosamente doblado y con un gramaje más alto de lo normal. Lo desplegó y comenzó a leer en voz alta:

Estimada señora Barnes, y señoritas Catherine y Mary.

Lamento no poder presentarme como es debido. Pido disculpas por ello. Sin embargo, estimaré mi presentación con el término Insider, manifiestamente apropiado para el desarrollo de nuestra labor.

Al igual que otros muchos repartidos por todo el mundo, representamos a un grupo de personas que dispone de información altamente confidencial. Por ello nos vemos obligados a actuar siempre desde el anonimato, trabajando infiltrados dentro de la élite que planifica los acontecimientos mundiales que sucederán en el tiempo, en una especie de agenda secreta.

Estamos al corriente del sufrimiento que estáis padeciendo, y nos hemos asegurado de que habéis recibido la información necesaria. Pero hay algo que antes debéis saber sobre nosotros, algo que nos avergüenza como personas de bien, por eso creemos que estamos en deuda para contarlo. Hubo un momento de nuestra corta historia que trabajamos para una gran sociedad secreta que controla las logias más importantes del planeta; sin embargo, algo cambió en el interior de algunos de nosotros al descubrir estupefactos lo que había detrás del telón, y las pretensiones que existían contra la humanidad. Aquello nos hizo tomar conciencia. De modo que un pequeño grupo de personas decidimos unirnos y luchar para que sus sucios planes no se llevaran a cabo. Somos conscientes de que aún no podemos hacer gran cosa, mas desde dentro, también en la más absoluta sombra, intentamos mover sigilosamente las fichas adecuadas de este tremendo ajedrez para lograr entorpecer, todo lo posible, los planes de dicha agenda. Nuestra intención sólo pasa porque la jugada final sea a nuestro favor. Es probable que algunos de esos movimientos no aparenten ser los más adecuados, incluso muchos os parecerán desconcertantes; pero créanme si os digo que todo es por una causa mucho mayor, y que los resultados podrán verse más tarde en una nueva línea de tiempo.

Nos duele sensiblemente lo ocurrido a nuestro querido compañero y siempre amigo, el Doctor Clarence Sandoval, uno de los nuestros al que desgraciadamente descubrieron. Esta es sólo una prueba de lo que son capaces de hacer para que sus perversos proyectos no se vean interrumpidos.

Por otra parte, entendemos la preocupación respecto a vuestros compañeros. Desconocemos actualmente su paradero, pero podemos asegurar, para vuestra tranquilidad, que la élite no los ha encontrado, por lo que mantenemos la esperanza de que aún sigan con vida, tratando de conseguir lo que, realmente, les fue encomendado. Tenemos información por fuentes muy fiables de que su aeronave aterrizó en el lugar indicado sin mayores problemas. Así pues, lograron llegar a la zona marcada. Aunque fueron atacados por los centinelas, consiguieron escapar con vida. Lamentamos poder informar sólo hasta este punto, ya que es todo cuanto sabemos.

A veces, el sacrificio de algunas personas es necesario para el bienestar del resto. En este caso, el futuro de toda la humanidad es el que está en juego.

No obstante, esta carta pretende ser optimista y daros las mayores esperanzas posibles, además de advertiros de vuestra actual situación. Por ello os sugerimos no mover nada por vuestra cuenta ni desvelar, por ahora, nada a nadie. Os haremos llegar instrucciones precisas según la necesidad del momento. Manteneros siempre unidas en la convicción de que todo esto es por una gran y única razón, más allá de lo que cualquier ser humano pueda entender.

Ahora vosotras también sois partícipes de este gran secreto. Por eso es muy importante que en estos instantes mantengáis la calma. Dar un paso en falso os puede suponer una acción desafortunada que más tarde podéis lamentar. Sin duda, os acabaréis acostumbrando a esta situación. Recordad siempre que no estáis solas.

Sin nada más que añadir, me despido agradeciendo vuestra colaboración.

Un Insider…

PD: No se molesten en conservar este documento. Su composición dispone de una sustancia química que lo descompondrá en menos de ocho horas.


No eran las mejores noticias que ellas podían recibir, pero al menos, tras haber leído el comunicado secreto, la esperanza volvía a resurgir como una pequeña estrella brillante desde lo más profundo de sus desamparadas almas. Sentirse acompañadas, aunque fuese sólo desde la espesura de la sombra, también ayudaba algo. Sin embargo, lo que más les motivó a seguir adelante fue conocer la noticia sobre la posibilidad de que ellos podían estar bien, o al menos con vida.

Entender este mundo que nos rodea pasa por romper multitud de creencias e ideas preconcebidas sobre la realidad de la esfera en que vivimos, ya que a nivel educativo, económico, financiero, social e incluso físico y mental, nos encontramos limitados y condicionados en prácticamente la totalidad de nuestra soberanía por unas estructuras claramente diseñadas e instauradas para suprimir nuestro poder, nuestra voluntad y nuestros deseos como seres humanos; tal es nuestro libre albedrío. Y cuando esto va contra aquellos que moran por la zona más elevada de la gran pirámide social, se hace más presente el yugo de dicha realidad.




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© Jorge Ramos, 2019