EL SECRETO DE TIAMAT: Capítulo 46 - Los moradores de la cúspide piramidal



En algún lugar oculto del planeta…

Lejos de la ciudad, apartada de la aglomeración social, donde no existiera el riesgo de ser vistos por nada ni por nadie, se producía la reunión más importante y definitiva. Sólo los que configuraban la jerarquía suprema, los gobernantes invisibles del mundo junto a la cúpula Illuminati, podían asistir a ella. Ninguna junta que se celebrase en la superficie de la Tierra había más poderosa y secreta al mismo tiempo. Las directrices que desde allí se marcaban eran ejecutadas al instante, con una precisión quirúrgica, y con la disposición ejecutora sólo similar a las jerarquías militares. Era el lugar donde los cuatro vértices de una pirámide perfectamente estructurada se unían para formar un punto. El punto en el cual, desde esa privilegiada posición, sólo los moradores del mismo conocían la realidad que existía más allá de aquella estructura piramidal. Con total probabilidad era la estructura geométrica más sólida, segura y resistente que puede ofrecer los cálculos matemáticos para el entorno gravitacional de cualquier planeta, o al menos de este. Curiosamente, una estructura simbólica e imaginaria que da forma a las diferentes capas de la sociedad de nuestro mundo; y, sin embargo, tan opaca en cada uno de sus niveles que la luz del conocimiento jamás puede proyectarse hacia el nivel inferior más inmediato. Tal era de magnitud la reunión que allí se estaba manteniendo.

—Lamentablemente han conseguido acceder a la Zona Oscura —informó el portavoz.

—¿Cómo han logrado llegar hasta allí? —saltó exasperado uno de los interlocutores.

—¡Enviemos de inmediato nuestras naves!

—¡Eso sería entrar en guerra con los intraterrenos!

—Así es.

En la gran sala aislada acústicamente se producía un intercambio de ideas, en algunos casos salidas de tono, aunque el respeto entre ellos era el ambiente predominante.

Presidiendo un extremo de la mesa, y siendo el foco de atención de todos, una voz grave y gutural, con un timbre algo metálico, comenzó a articular unas palabras desarmonizadas:

—No deseamos... ningún tipo... de confrontación física —pronunció con alguna dificultad, aunque tajantemente.

El sonido anguloso y desagradable que produjo aquella frase dejó a todos los asistentes en un profundo y reverencial silencio. La acústica de su voz parecía distorsionarse al pasar por una extravagante máscara adaptada a su rostro, del que presumiblemente se adivinaba mucho más grande de lo normal. Su vestidura también quedaba totalmente fuera de lo común, al igual que su gigantesco cuerpo, casi el doble de todos los demás; una especie de capa oscura lo envolvía por completo. Curiosamente, su presencia no causaba ningún tipo de sobresalto a los presentes; era como si aquella presencia ya les fuese familiar.

—No se preocupe —dijo uno tranquilizándolo—, cualquier enfrentamiento es totalmente descartado por nosotros.

—¡Que así sea! —exigió el extraño.

—Me intranquiliza la situación de los Dracontes. ¿Alguien sabe algo al respecto? —quiso saber uno de los que aún no había comentado nada—. No debemos dejar que sean descubiertos.

—No hay de que alarmarse, todos han sido localizados. El proyecto está seguro.

—Señorías, creo que nos estamos desviando de la cuestión más importante que tenemos entre manos —pronunció una interlocutora femenina—. Nuestro futuro corre peligro.

—Opino lo mismo —saltó otro.

—Podríamos esperar a que regresen a su hogar y eliminarlos —propuso alguien—; nadie sabrá que ha pasado.

—Eso no servirá de nada si consiguen hacer lo que todos tememos —explicó ella—. Creo que lo más sensato sería pasar al siguiente grado. Y mi propuesta es que se lleve a cabo —concluyó dirigiéndose al gigantesco extraño.

—Se corre un grave peligro —replicó éste con firmeza—. El riesgo de aumentar el sistema matrix es muy alto. Adormecer demasiado la conciencia humana podría ser contraproducente para nuestros propósitos. El objetivo principal se vería afectado; además, los efectos pueden ser irreversibles. No es posible hacerlo. La potencia actual es a lo máximo que debemos llegar.

—En tal caso, nos veremos obligados a deshacernos de todo aquel individuo mediático que muestre algún síntoma. Podría alertar a las masas.

—Me parece correcto —asintió el extraño—. Sin embargo, debéis efectuarlo con la máxima discreción posible. Si la acción suscita alguna duda en garantizar la ejecución sin levantar ninguna sospecha, entonces esperad una nueva oportunidad.

—¿Qué sugiere usted que hagamos de inmediato? —preguntó alguien que se encontraba a su derecha.

Todos quedaron expectantes a su respuesta:

—Un considerable aumento tecnológico.

—¿Aumento tecnológico? —musitaron todos. La perplejidad se dibujaba en sus rostros.

—A partir de ahora aceleraremos el nivel de tecnología que en un principio habíamos pactado con vosotros. Pero nosotros seremos quienes decidamos qué tipo de avance aportaremos.

Un suave murmullo resonó en la sala. Se mostraban rostros de cierta confusión y de satisfacción al mismo tiempo, al oír las palabras del extraño.

—Pero… ¿Qué conseguiremos con eso? —preguntó algo escéptico otro asistente.

—El objetivo es contrarrestar un hipotético debilitamiento del sistema matrix —explicó con la misma voz gutural y grave—. Acometeremos un rápido avance tecnológico lo suficientemente eficaz como para conseguir retener el posible aumento de discernimiento del ser humano, multiplicando de forma exponencial el aletargamiento mental. Su conciencia será desviada de la realidad; la distracción tecnológica y meramente material lo hará posible. Acabarán por adoctrinarse en el consumismo. Además, vosotros, la élite, bajo nuestras directrices, controlaréis cualquier tipo de industria: la alimentaria, la farmacéutica, la de entretenimiento, todas, incluso los medios de comunicación. Y desde ahora, la publicidad será lanzada con intensos mensajes subliminales. Por contra, vosotros, os mantendréis siempre en el poder, obteniendo como beneficio un claro y próspero negocio económico para el resto de vuestros días. De esta manera, el propósito de nuestra raza con este planeta continuará firme y sin riesgo de peligrar.

La propuesta del extraño ser sería inmediatamente aprobada y elogiada por todos los asistentes. Ya que los oscuros intereses de ambas partes serían satisfechos. El documento escrito que rápidamente se elaboró in situ, fue firmado por los rostros complacidos de la reunión, incluido por aquel ser gigantesco con máscara y capa oscura que asistió en representación de la entidad que controlaba los habitantes de la superficie del planeta Tierra; se trataba de una facción de Dracos, una raza reptiliana extraterrestre denominada Alfa Draconiana.




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© Jorge Ramos, 2019