Experiencia de un Contactado Operador RAMA de Roquetas de Mar


En el año 1.975, estando en Barcelona por motivo de mi profesión, entré en contacto a todos los niveles, con Sabios del Espacio Sideral.

Yo creía, desde hacía mucho tiempo, en la existencia de otros planetas habitados. Y ello se debía a que en mi juventud, dando un paseo con un buen amigo por el campo en un atardecer, nos vimos sorprendidos por la salida de uno de los lugares del entorno, de una gran nave llena de luces multicolor que, sin hacer el menor ruido, se fue velocísima barranco abajo. No la volvimos a ver más.

Ya en la ciudad condal, en la fecha antes citada, ejerciendo de Maestro, que es lo que fui durante más de 40 años, llegaron a mis manos unos interesantes artículos de la revista Lecturas con el título de “NO ESTAMOS SOLOS”. En ellos se relataba que ciertos miembros del IPRI, en la ciudad de Lima (Perú) habían entrado en comunicación con Seres del espacio.

En sus informaciones venía la forma de contactar con Ellos, a nivel psicográfico. Así que lo intenté, pero no obtuve resultados satisfactorios, pero fueron unos días de hechos singulares, con influencias en las luces, olores exóticos, fluidos que me penetraban por los pies recorriendo mi cuerpo y penetrando por mis fosas nasales, levitaciones y otras cosas especiales. Una noche, estando en el lecho, y después de otras en que sentía contactos táctiles que se deslizaban por mi rostro, sentí una voz en mis oídos con cierto acento metálico. Todo impresionado, oí que me hablaba de RAMA y yo le escuchaba gozoso. No estaba soñando, pues comprobé que mi esposa a mi lado dormía plácidamente. Más tarde sabría que lo habían hecho para que supiera que existían. Después de diez minutos, el mensaje cesó y yo ya no pude pegar ojo en toda la noche dándole vueltas a lo ocurrido.

A los pocos días, recibí una carta en la que Juan José Benítez me mandaba una relación de nombres de personas que le habían escrito interesándose por el tema y me los remitía a mí para que me pusiera en contacto con ellas, puesto que él carecía de tiempo. Así lo hice y así nació uno de los primeros Grupos Rama de Barcelona. Se juntaron, entre hombres y mujeres de todas las edades, más de 20 miembros. Al principio, celebrábamos las reuniones en mi casa, pero nuestros Mentores Estelares nos dijeron que fuéramos al campo, pues allí encontraríamos la señal de la Verdad. Eso ocurrió. Una tarde, con el crepúsculo vespertino, el cielo se llenó de nubes de un color esplendoroso, que poco a poco fueron conformando el rostro de Cristo. Entonces, apareció en el horizonte una nave lenticular, blanca y brillante, que hizo un trazo luminoso y desapareció, para aparecer al segundo siguiente en la perpendicular de la línea que antes habían realizado y hacer otra más corta que cruzó a la anterior formando una cruz. La escena fue maravillosa: Cristo mirando a la Cruz. Sí, esa era la Verdad que yo sentía en mi corazón y a partir de ese hecho comenzó para mí un viaje sin retorno.

En los días sucesivos vi máquinas voladoras extraterrestres de todos los tamaños y a todas las distancias, de día y de noche, en ésta como puntos luminosos que avanzaban y hacían flases de saludo. Y, como había pedido plaza en el Concurso de Traslados, me dieron una en Cantoria, de Almería, mi pueblo natal, y al año siguiente mi familia y yo tuvimos que marcharnos de las tierras catalanas.

En mi localidad cantoriana, por diversas circunstancias, fui muy mal recibido. Cristo tenía razón: “nadie es profeta en su pueblo”. Hice mi trabajo lo mejor que pude durante diez años. Allí tuve multitud de pruebas. Comenzó a salirme de las fosas nasales un líquido verde, que al contacto con el aire se solidificaba y en los oídos, todas las mañanas, aparecía una sustancia cerúlea. Los dos sentidos se fueron obstruyendo, mientras una peculiar vibración penetraba por ellos. La casa donde vivíamos tenía una terraza y desde ella, por las noches, veíamos las señales de nuestros HERMANOS. Una noche, estando en la cama, vi cómo se iba proyectando la imagen astral de uno de Ellos y sentí una presión tal en los oídos, que el Guía suspendió su aparición. Después supe, que su frecuencia vibratoria es muy alta y se necesita una larga preparación para poder soportar su presencia y la de sus naves. Eso me demostró que las cosas que dicen la mayoría de los que afirman ser contactados, son falsas.

Había comenzado a escribir, inspirado por Ellos, mi primer libro “Nostradamus Despierta”, publicado por un editor de Sevilla, que luego me engañó y me robó, después que había puesto a la venta en su librería, mil ejemplares de la obra, de los que no vi ni un céntimo. Aún me debe más de 5.000 euros. Como escritor, y siempre con la influencia de mis Maestros del Cosmos, he escrito “Las profecías de Nostradamus”, “El Profeta de Pulpí” y en estos dos últimos años “NOSTRADAMUS: Profeta y Contactado”, “APOCALIPSIS FINAL!” y “LA OTRA MORADA”, publicados los tres por AMAZON, plataforma editorial donde ahora están para todo aquél que quiera adquirirlos, vía online. Estoy refiriéndome ya, al año actual, 2.019.

Una tarde, aún en Cantoria, oímos una gran algarabía de la gente del pueblo. Subimos a la terraza, mi esposa, hijos, y yo, y vimos lo que provocaba el clamor popular. Un gran globo luminoso estaba descendiendo del cielo y ya a cierta altura, a la vista de todos, se detuvo. Yo estaba emocionado. Allí estuvo parado hasta que comenzó a oscurecer. Entonces ascendió lentamente hasta que tomó la apariencia de una estrella más. La muchedumbre estaba estupefacta. Algunos comentaban que era un globo sonda, pero, qué va, qué va…

Llegó la hora de partir y nos fuimos a Cantabria, a un pueblecito de pasiegos llamado Calseca, donde pasamos grandes pruebas. Allí estuvimos dos años, y luego nos trasladamos a Extremadura, a una localidad de Badajoz llamada la Garrovilla, en la que nuestra vida fue más plácida. Yo seguía con mis clases, con mis libros y con mi Misión de Operador RAMA, difundiendo a todo el mundo los mensajes de aviso y advertencia que recibía de mis Hermanos Mayores. He sido un divulgador incansable de todo comunicado que ha venido desde el Cielo a la Tierra. Ahora sé muy bien quiénes son ELLOS.

Otra vez a los dos años, de aquél lugar extremeño al Pulpí almeriense, con pruebas trascendentales, donde mi vida, la de mi esposa y nuestros 8 hijos fue transcurriendo. Mis vástagos se han ido emparejando y dándome nietos. Alguno se ha ido al extranjero. Todos con sus vidas y con sus pruebas particulares.

Hoy, estamos en Roquetas de Mar, una ciudad muy bonita de la provincia de Almería, a orillas del Mar Mediterráneo. Sigo con mi divulgación por todas las Redes Sociales (Facebook), con mi web de cinco mil amigos y mi Blog con más de mil miembros que dicen que “le gusta” lo que en él escribo. He grabado una docena de vídeos en YouTube y en Twitter soy el azote de los impíos que se afanan en difamar al Papa Francisco, que me manda diariamente un mensaje y yo le contesto.

Bien, voy a ir terminando. Llevo una temporada sordo. Mis oídos se han ido cerrando con sólidos tapones de cerumen y una fuerte vibración permanece constante en ellos noche y día. Es como la salida de una olla a presión y el ruido de una fábrica de serrar mármol.

Todo bien, no siento el menor dolor ni molestia. Presiento que son los últimos toques de una preparación que me permitirá soportar la presencia de mis Mentores Siderales y sus máquinas voladoras. Me prometieron un largo viaje para ver sus mundos. Después, tendré que ir al Himalaya con los lamas. En una vida anterior yo fui uno de ellos. Será volver a un antiguo hogar. Presiento que todo está ya muy cerca.

Mi experiencia es mucho más amplia, pero aquí la he resumido. Que Dios bendiga, proteja y cuide a quien lea estas líneas.

José García Álvarez
Roquetas de Mar – España