SINCRONICIDAD. La Causalidad de la Casualidad


Cuando uno llega a una edad avanzada y evoca su vida, ésta parece haber tenido un orden y un plan, como si la hubiera compuesto un novelista.

Acontecimientos que en su momento parecían accidentales e irrelevantes se manifiestan como factores indispensables en la composición de una trama coherente. Así como nuestros sueños incluyen un aspecto de nosotros mismos que nuestra conciencia desconoce, nuestra vida entera está compuesta por la voluntad que hay dentro de nosotros.

Y así como personas a quienes nosotros conocimos por casualidad se convirtieron en agentes decisivos en la estructuración de nuestra vida, también nosotros hemos servido inadvertidamente como agentes, dando sentido a vidas ajenas.

La totalidad de estos elementos se unen como una gran sinfonía, y todo se estructura inconscientemente con todo lo demás… El grandioso sueño de un solo soñador, donde todos los personajes del sueño también sueñan…

Todo guarda una relación mutua con todo lo demás, así que no podemos culpar a nadie por nada. Es como si hubiera una intención única detrás de todo ello que siempre cobra un cierto sentido, aunque ninguno de nosotros sabe cuál es, o si ha vivido la vida que se proponía. Schopenhauer – Joseph Campbell

Todos hemos tenido esos momentos perfectos en los que las cosas parecen encajar de una manera casi increíble, en los que los sucesos que no podíamos prever, y mucho menos controlar, parecen guiar notablemente nuestro camino. Joseph Jaworski

[Citas extraídas del libro El misterio de las coincidencias, de Eduardo Zancolli]


ENTREVISTA A EDUARDO ZANCOLLI
LA CAUSALIDAD DE LAS CASUALIDADES

Eduardo Zancolli, escritor y eminente traumatólogo y cirujano es autor del libro: “El misterio de las coincidencias. Una aventura guiada por la La Sincronicidad”

Conversamos con él sobre el camino que lo llevó a descubrirla, re-formularla e investigarla y compartirla con los demás, además de conectarse con una visión más “espiritual” de la vida que le abrió nuevas puertas insospechadas…


APREHENDER: -¿Cómo definirías la “Sincronicidad”?

EDUARDO ZANCOLLI: -La vida está regida por leyes que existen en la naturaleza: la ley de gravedad, las leyes atómicas, etc. Y probablemente lo que más nos conmueve es pensar cuál es nuestro papel en todo esto. Por eso, siempre se inventan “Cosmovisiones” que expliquen el mundo: En la antigua América decían que todo sucedía por un “capricho de los dioses”. Que a alguien lo golpeen con una espada, o que se le salga una rueda del carro era una suerte de “castigo” de estos seres superiores. Luego los romanos le atribuían el saber de lo que iba a pasar a las sibilas o a las profecías. Más tarde esto se le atribuía a la predestinación, a la magia o a las religiones… La pregunta de si rezamos o hay algún D’s que nos escucha siempre circundó esto… Si existe un creador o si simplemente por nuestra condición natural tenemos vida y posibilidad de creación en este momento.

Y en ese camino de “desentrañar” las reglas de la vida yo me topé con un fenómeno que me demostró que algunas cosas no eran meras “coincidencias” con significado, sino, lo que Jung había llamado “Sincronicidad”. Esto me lo dijo Chopra y ahí comencé a investigar: ¿qué se creía?, ¿cómo era?, ¿quiénes lo habían descrito?, ¿quienes creían en esto?, ¿cómo funcionaba (aparentemente)? y terminé convencido de que es un fenómeno que existe y que probablemente hay una organización “supra” a nivel físico, algo así como una “energía inteligente” que organiza eventos para mandarnos “pistas” que son las que tienen resonancia con nuestra alma. Estas “pistas” nos van dando respuestas, y mostrando caminos… Este fenómeno está en estrecho “conflicto” con nuestra mente racional y nos muestra un camino distinto que a veces es difícil saber si debemos tomar o no. Es muy difícil, por supuesto. Yo empleé un método que tiene que ver con si cruzo una puerta o no: Simplemente me dejo guiar por lo primero que sintió mi corazón, antes de que lo analice la mente racional. Lo que siento en el primer momento…

A: - ¿Cómo uno realmente sabe que esas pistas tienen que ver con algo personal?

E.Z.: -No hay fórmulas, sin embargo hay cosas, sincronicidades que si resuenan. Si buscas un libro hace 20 años, que está agotado en todo el planeta, entras al subte y en el asiento está el libro, no hay duda que te lo están mandando…Hay cosas que son muy evidentes y muy obvias. Una cosa así le pasó a Anthony Hopkins con un libro: “La Chica de Petrovka”. Un día subió a un subte y estaba ahí. Si tu alma lo pidió… Yo a los 15 años leí un libro que se llama “Al Filo de la navaja” y dije: “-Como me gustaría algún día ir al Tíbet”, hasta que un día apareció un señor y simplemente me dijo: “-¿Quieres venir al Tibet?”.”-Voy”, le dije pero ¡habían pasado 30 años! No es un tiempo lineal. Se te abre una puerta de algo que pediste, y claro lo tomas o lo dejas: Me quedo porque tengo muchos compromisos o largo todo y me voy. Son decisiones. Si tu alma lo había pedido es raro que no lo hagas.

A: -¿Uno hace para que venga esto o no?

E.Z.: -No, no. Son señales que vienen solas… Y vos decís: “¿Esto qué quiere decir?” Por eso “Sincronicidad” me parece un poco desafortunado… Por ejemplo Chopra lo llama: “Sincro-Destino”… “Sincro” tampoco me gusta, porque viene de “Sincronía” y todo se da en un mismo espacio de tiempo, y la sincronicidad no. La sincronicidad es todo en un mismo espacio, en un sentido, pero no se dan en el mismo momento. Muchas veces pasan muchos años antes de que aparezca la información para seguir completando la historia… Son como escenas muy aisladas que pasan acá, allá… y si un día “editas” las escenas, la que pasó acá o lo de años más tarde armaste una historia increíble…

A: -¿Hay un modo de conectarse a esto? ¿Aparece y desaparece? ¿Se instala como una lógica nueva cuando llega?

E.Z.: -Los discípulos de Jung se dieron cuenta que esto pasaba casi siempre en la gente cuando estaban pasando por situaciones “desagradables”: Muertes, accidentes, problemas severos económicos, y ¿por qué? Porque habitualmente la mente racional gobierna todo, lo que pensamos, lo que sentimos… Entonces, lo que dicen los Junguianos es que esos momentos “malos” son los momentos en los que nos cuestionamos todo. ¿Tiene sentido la vida? ¿Qué pasa allí? Nos sintonizamos con lo que yo llamo: “FM alma”, entonces uno está mucho más abierto para ver el fenómeno. La naturaleza no gasta energía porque sí, entonces ahí tenemos más chances de ver algo.

A: -¿Hay algún mecanismo para “aceitar” ese estado?

E.Z.: -Bueno considerar todos los días al espíritu en cualquier cosa que hagamos…

A.: -En relación a las empresas y organizaciones, donde tú trabajas mucho ¿hay algún modo de que eso suceda colectivamente?

E.Z.: -Creo que tiene que ver con un estado de alerta… Observar, escuchar: estar abierto…

Mira, te cuento una historia sobre esto: Tiene que ver con mi libro. No sabía como terminarlo, entonces “inventé” un epílogo. Escribí que en un viaje a Machu Pichu yo que veía una solicitud para completar sobre el “Primer Congreso Mundial sobre “Sincronicidad” y pedían aplicaciones para presentarse. Escribí en la última hoja: “Estoy decepcionado, todavía no me han contestado de aquel remoto Congreso”… Una señora de 70 años me escribe, felicitándome por todo lo que le había llegado el libro y me dice que yo no tenía derecho de terminar el libro así. Me dice: “Un bellísimo libro autobiográfico, que habla de su alma, ¿para qué hace esa pavada de inventarse esa ficción de un supuesto congreso de “Sincronicidad”, que es algo absolutamente arbitrario e imaginario?”. Quedé muy golpeado con el tema y dije: “Claro, yo no soy escritor!. Lo terminé pésimo”.

Dos años más tarde, me entero que se va a hacer el primer congreso Mundial de Sincronicidad e Interconectividad en Escocia…Yo no lo podía creer. Habían invitado a Ervin Laszlo, Peter Russel…Cuando me conecto para ver si me podían permitir asistir, me dicen algo directamente mágico: “Claro!, si tú eres uno de los cuatro invitados para hablar en el Congreso”. Entonces, recién ahí se me aclaró la mente. Dije: esta señora, pese a su buena voluntad no tenía en absoluto razón. Ahí me di cuenta que el poder de la INTENCIÓN supera todo. Cuando tu largas una intención al universo, esta es tan fuerte que hay muchísimas probabilidades de que se dé. Esto me llevó 2, 3 o 4 años de aprender… Por eso te decía que no hay sincronía: Las cosas siempre pasan en etapas y te van dando información a su debido momento.

A.: -Tu eres médico y trabajas en distintas organizaciones, en tu libro hablas de la “No certeza”, de soportar los márgenes de incertidumbre. En el mundo de hoy, donde hay una sobreadaptación y se exige una respuesta a todo que tenga que ver más bien con la rapidez y con la eficacia que con respetar esos “estados”… ¿cómo se puede actuar de este modo?

E.Z.: -Lo que tú decías de “No resistencia”, es entregar el poder (de uno mismo). Si hay un fenómeno de algo aparentemente muy inteligente, yo tengo que entregar el poder. Esto, claro no sucede todo el tiempo pero si mi trabajo es para ascender primero que otro y pisarle la cabeza, o solo para ganar dinero o nutrir mi ego, desde ya que no voy a poder seguir estos “mensajes” que van apareciendo… Tampoco yo estoy operando a un paciente y pensando: “¿qué es la vida?” todo el tiempo. Sin embargo, en los momentos en que uno puede distanciarse realmente de las situaciones, es importante analizar todo desde otro lado. Desde lo superficial hasta connotaciones como pensar qué pasa con el espíritu del tiempo, o lo espiritual…

Por ejemplo, tú conoces a algún presidente que hable de eso? Cuando se hicieron mediciones sobre el nivel de “felicidad” en la gente, sorprendió mucho que el hombre más feliz fuera un monje budista que vivía sin nada. Si vivir en sociedad y en organización tiene como objetivo evolucionar en conjunto no es posible dejar el espíritu afuera.

A.: -¿Te parece que hay una explicación física, de campos magnéticos, de la velocidad a la que se pueden mover las partículas por ejemplo? ¿Hay lugares geográficos que tienen estas particularidades?

E.Z.: -Creo que las leyes de la física cuántica, muchas se aplican al mundo nuestro. Me impresiona como fenómeno el “Entanglamiento” o “Entaglaiment”, “Entrelazamiento” u otras traducciones.

Los lugares, -y esto lo han creído todas las civilizaciones y pueblos antiguos desde los celtas a los druidas- se han construido en sitios que eran centros energéticos. Ya sea las venas de la tierra, los vórtices, la mayoría de las catedrales o las iglesias. Lo hicieron los templarios con San Bernardo, por dar un ejemplo. Y esto en general es donde confluyen corrientes de agua subterráneas. En estos lugares habitualmente se produce una mayor conexión con lo espiritual.

Con respecto al fenómeno que te mencionaba más arriba, ¿a quién no le ha pasado que piense en alguien después de 15 años y después lo ve o lo llama…?

Y voy a esto: Es muy fuerte y hoy ha sido ya demostrado, (y de ahí va a venir la computación cuántica que va a terminar con la era de computación tal como la conocemos ahora) el tema de la teletransportación. Se sabe que ya han transportado átomos por debajo del Danubio y este fenómeno dice que dos partículas o dos entidades (que en este caso pueden ser dos seres humanos) que no se conocían y pueden tener una interrelación a partir de ese momento tienen una “nueva propiedad” que han compartido y que en el momento que tú quieras medirle esa propiedad en el otro, esto va a saltar automáticamente. Es notable, por ejemplo, el caso de los gemelos cuando a uno le pasa algo y el otro lo siente…

A: ¿Qué opinas sobre el libro “Cisne Negro. El Impacto de lo altamente improbable…”?

E.Z.: -Sí, sí… claro, es que lo altamente improbable ¡no existe! Todo es probable. Hasta que existimos… Y es peligroso manejarse con la premisa inversa. El mundo es caótico.

Mira, no sé si recuerdas que en un momento de mi libro cuento que llego a pronunciar una palabra “Djembaam…” que le daba sentido a muchas de las cosas que me pasaron en el Tibet y estaban relacionadas con mi pasado. Un día, estando en Suecia en un Congreso, quería de golpe volverme antes, era la semifinal de la copa Libertadores y sentí que iba a ser mejor para mí volverme, entré en crisis no sé por qué… Sentí que tenía que estar acá. Llegaba un jueves a la noche agotadísimo y le pedí a mi secretaria que no me agende pacientes salvo alguno muy urgente. Cuando llegué a mi consultorio: ¡había un lama esperándome! Lo reviso y le anuncio que se le estaba por cortar un tendón y había que operarlo urgente. Me relató que en el Tibet nunca lo revisaban y que menos mal que había venido a verme. No le cobré a este hombre, y como agradecimiento el me quiso regalar unos mantras”. Me contó que lideraba un Monasterio cerca del lugar que yo visité y le cambió la vida… ¡con 350 monjes! Le conté la historia de mi libro y me regaló un papiro… En ese papiro estaba dibujada la espada que cuento en el libro que compré y me terminó conduciendo al Tíbet!!! ¡Era absolutamente igual!, y él no la conocía. Cuando la vi le dije: ¡No puede ser. Ese objeto lo conozco! Ahí entendimos el sentido de su visita a mi consultorio (al que acudió por mera “casualidad”) y el entendió también por qué casi estuvo a punto de cortarse un dedo… Eso para mí fue “Un Cisne negro…”.

A: -¿Cómo llegaste a la interesante bibliografía sobre “Sincronicidad” que citas en tu libro?

E.Z.: -Primero fui viviendo todo, y al año aproximadamente empecé a investigar sobre el fenómeno. Encontré todos los libros en una biblioteca en Minneápolis y por recomendaciones de amigos… Es impresionante el campo que se me abrió a partir de conectarme con este fenómeno.

A: -Gracias Eduardo Zancolli!