Desenmascarando a Yahvé

 

A continuación os presento a Angel David Cangá Corozo autor del libro “Desenmascarando a Yahvé”, investigador del fenómeno OVNI y miembro del grupo de investigadores del ufólogo Jaime Rodríguez. Con su libro “Desenmascarando a Yahvé” pretende desvelar y poner en evidencia las llamadas “verdades” Bíblicas de los Textos Sagrados, con pruebas irrefutables de diferentes fuentes bíblicas, denunciando de esta manera la educación religiosa que nos ha sido implantada a lo largo de siglos de nuestra existencia.

Descripción del Libro

“Desenmascarando a Yahvé” es un trabajo investigativo en torno al ámbito de las narraciones bíblicas, las cuales son contrastadas con versiones de fuentes extra bíblicas. Es también un libro de denuncia frente a muchas “verdades sacrosantas” que con la chapa de “incuestionables” han venido siendo enseñadas a través de los siglos, planteamientos desnudados cuando son analizados bajo una lupa crítica. Al final la obra toma un giro hacia el ámbito de la ufología u ovnilogía, rama usada como herramienta para explicar algunas situaciones (según el autor) bíblicamente inconsistentes.

PROLOGO

La conexión entre la especie humana y Dios, es tan antigua como antigua es esta especie. Desde tiempos inmemoriales los hechos trascendentes en la vida del hombre han sido relacionados con Dios o con los dioses. Es una situación que a pesar del tiempo no ha variado mucho, pues el ser humano necesita en su psique sentirse amparado por un poder superior a él, al cual responsabilizar por las vicisitudes, al cual agradecer por las satisfacciones. Y aunque muchos piensan que el hombre ha evolucionado”, esta relación casi no se ha modificado. De manera que hace miles de años, los hombres que vivían en las cavernas, consideraban un castigo de los dioses, o como dioses mismos a los fenómenos naturales. Hace seiscientos años (siglo XIV), cuando la peste bubónica o peste negra arrasó Europa, cobrando millones de vidas, aparecieron los flagelantes, quienes (al igual que muchos en esa época) consideraron que esa era una desgracia enviada por Dios, y pensaron que auto flagelándose podían de alguna manera aplacar la ira del Señor”. Y hoy en la actualidad, no son pocos los que se arrodillan en actitud de sumisión cuando la tierra tiembla, pensando que esa manifestación geológica es una señal del descontento de Dios.

Tanto está Dios en la psique del hombre, que incluso, a lo largo de la historia se ha utilizado la intensidad e influencia de la religiosidad como parámetro distintivo de cada época. Así tenemos que: El nacimiento de Jesús es una marca divisoria del tiempo, la hegemonía del pensamiento religioso define la época conocida como el oscurantismo, el fin del predominio de la religiosidad por sobre la racionalidad, marca el inicio de la época conocida como El Renacimiento. La gran ola de fervorosidad religiosa ocurrida en EEUU durante el siglo XIX, se conoce como El gran despertar”. Hasta en el arte se da esta relación, de tal forma que el predominio de pinturas con temas religiosos, marca una época: la barroca.

Hoy se debate en los Estados Unidos de Norteamérica, si se debe incluir a la religión como una materia más del pénsun estandarizado de estudios básicos. Los que impulsan esta iniciativa, consideran que es una forma de bajar los niveles de violencia entre los jóvenes, luego de varios años en los que niños, adolescentes y universitarios han causado masacres en sus centros de estudios. Que la violencia se pretenda remediar con educación religiosa, es una lógica que sugiere que mientras mas cerca de Dios se esté, menos violento se es. Pero curiosamente, la época del oscurantismo, en la que los religiosos controlaban la educación, el Estado y el mundo, fue una época de mucha crueldad, maldad y violencia. Violencia que era justamente impulsada o solapada por los religiosos, quienes eran en teoría, los más cercanos a Dios. El mayor sinónimo de esa “maldad religiosa” es sin lugar a dudasEl Santo Oficio”, más conocido como la inquisición, que cobró la vida de miles de personas, entre las que se cuentan personajes tan brillantes como Giordano Bruno o Miguel Servet. “Eran otros hombres, de otra época y en ese sentido, debemos poner en contexto la maldad cometida entonces”; o “No pretendamos juzgar con nuestras mentes del siglo XXI, lo que pasaba por las mentes de personas de siglos pasados”. Esto dirían muchos como argumento justificativo de esas atrocidades. Pero en ese mismo sentido, los millones de judíos exterminados por Hitler durante el Tercer Reich, o el exterminio de casi la totalidad de las poblaciones de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, también fueron hechos extremadamente crueles, cometidos por otros hombres en otra época. Y después que transcurran un par de siglos a partir del presente, no faltarán los que digan que no se puede calificar así por así, como una maldad el ataque terrorista del 2001 contra las torres del World Trade Center, que cobró la vida de miles de inocentes (que ni idea tenían de lo que es la Yijad islámica), porque esos fueron hechos cometidos por otras personas, en otra época.

Nos venden hoy la idea de que Jesús vino como solución a los problemas de la humanidad. Que el hijo de Dios revolucionó un caótico mundo con su novedoso mensaje de paz, amor y confraternidad. Que revolucionó al mundo es verdad; que el mundo era caótico, se podría decir que es verdad; que su mensaje era muy positivo, también es verdad. Pero que el contenido de su mensaje era novedoso e inédito, eso es absolutamente falso. Ya otros, antes que él (cientos y hasta miles de años antes) habían predicado más o menos los mismos preceptos, que ahora el cristianismo plantea como propios y autóctonos. Es decir, la misericordia, la solidaridad, la humildad, la bondad, etc. Entre esos personajes anteriores que predicaron cosas parecidas o instauraron ritos similares, podemos mencionar a Atis, Mitra, Osiris, Krishna, Buda, Zoroastro y Dionisos.

Lo que tuvo el mensaje de Jesús, que no tuvieron los demás, fue la fuerza mediática de difusión mundial (conseguida gracias a que Constantino impuso el cristianismo en Roma, y Roma lo impuso a las demás naciones), y allí radica el detalle del por qué fue revolucionario. En este contexto, cabe preguntar ¿acaso la venida de Jesús hizo del mundo un mejor lugar para vivir? Pues no. Antes de su venida hubo mucha maldad y después de que se fue sigue habiendo mucha maldad. Irónicamente, mucha de esta maldad, se generó durante el intento de imposición del “pacífico mensaje cristiano” (como ejemplo tenemos la cristianización de los habitantes del “recién descubierto” continente americano). Con Jesús o sin Jesús el mundo fue, es y será un lugar lleno de maldad. La explicación a esta realidad es que la maldad no es una condición inherente a la existencia o no de valores éticos y morales a copiar o difundir. (Considerando, claro está, lo ambiguo o relativo que puede llegar a ser ese concepto denominado “la moral”). No, la maldad es una condición exclusivamente inherente al ser humano. La maldad está en la esencia del hombre. La religión es solo una excusa para canalizar esta maldad. Si no existieran religiones, en el mundo aun habría maldad. Pero no se confunda el lector relacionando la maldad del hombre con el Pecado Original que plantea el cristianismo. Esa es una vil farsa que ha servido para esclavizar la mente de muchos, durante muchísimos años. ¿Por qué? Pues porque es un planteamiento que no resiste los mas elementales análisis.

Nos dicen que todos nacemos con el Pecado Original, pecado que heredamos de nuestros padres Adán y Eva, producto de su desobediencia. Pues mi reflexión es la siguiente: Dios, antes que a Adán y Eva, había creado a los ángeles, uno de los cuales era Lucifer, el cual (junto con su séquito) fue expulsado del cielo, por rebelarse contra Dios. Basado en estos hechos, mi cuestionamiento es: ¿Por qué Dios esperaba tanto de Adán y Eva (100% de obediencia), siendo estos simples seres imperfectos, y con el antecedente previo, de que los ángeles, siendo seres menos imperfectos que los humanos, ya habían fallado? ¿No debió tener Dios expectativas menos altas para con ellos (Adán y Eva); y en tal medida, ser menos riguroso y no juzgarlos y echarlos del paraíso al primer error? A toda la humanidad se la pretende condenar por lo que hicieron dos seres humanos, sin embargo, no se juzga a todos los ángeles por lo que hicieron un grupo de ángeles.

Es más o menos como que, siendo yo un mecánico, construya una motocicleta (los ángeles) para llegar más rápido a mis destinos. Pero insatisfecho con el desenvolvimiento de la motocicleta, construya luego una bicicleta (el hombre) esperando que la bicicleta desarrolle mas velocidad que la motocicleta. Algo totalmente absurdo.

El ser humano comete errores porque es imperfecto, y esa imperfección no es el resultado de alguna acción cometida por alguien y que luego es endosada al resto. El ser humano es imperfecto, porque esa imperfección es una condición característica de esta especie. Y quien sabe, quizás el hombre con su imperfección, contribuye de alguna forma al desarrollo armónico (perfecto) del universo.

Pero existe la postura de que Adán y Eva fueron creados perfectos, y que, bajo esa circunstancia, ellos solos son los responsables de su desobediencia. ¿Cómo puede alguien perfecto equivocarse? Si algo o alguien que supuestamente es perfecto falla, esa falla es la prueba de que ese algo o alguien nunca fue perfecto. Y en el caso de Adán y Eva, la misma Biblia confirma este punto. Recordemos que luego de ambos haber comido la fruta prohibida, los seres que los crearon dicen:


“He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre”. (Génesis 3:22)

Esta preocupación que muestra Dios o los dioses por, (mediante la fruta prohibida) haber adquirido el hombre un conocimiento que no tenía, y la preocupación adicional de que Adán y Eva comiesen también de la fruta de otro árbol, del de la vida, luego de lo cual vivirían para siempre. Este temor que muestran estas entidades, de que el hombre tenga pleno conocimiento y que viva para siempre, demuestra que, obviamente, el hombre carecía de estas facultades. Esto demuestra mi punto: Adán y Eva fueron creados con limitaciones de conocimiento y de mortalidad, es decir fueron creados imperfectos.

Estos son solo unos pocos de los muchos razonamientos que entorno al Pecado Original se podrían realizar. Razonamientos que demuestran lo pobre de los planteamientos con que se ha esclavizado las mentes de media humanidad.

Desde hace muchísimo tiempo han existido personas que han dedicado años de sus vidas a meditar sobre Dios, a descifrar su mensaje y transmitirlo al resto de la humanidad. En un fragmento de la epístola que el apóstol Pablo envió a los cristianos de Corinto, él describe la esencia del amor, que es la esencia de Dios, o por lo menos lo que él considera una buena forma de describir a Dios:

“El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza ni actúa por su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.” (1-Corintios 13:4-7).


Bueno, resulta que existieron personas con marcada inclinación espiritual y con un profundo conocimiento del tema religioso (algunos incluso seguidores fieles del mensaje de Jesús), que consideraron que el Dios del Antiguo Testamento, no encajaba en la descripción que Jesús y los apóstoles hacían referente al “Padre”, y que bien se puede reflejar esa concepción del Padre bueno y misericordioso, en la descripción hecha por Pablo en la epístola a los corintos, que arriba citamos. Entre los que pensaban de esta manera se encuentran: Marción, un Obispo de la antigua ciudad de Sardes, capital de Lidia (mediados del siglo I), los gnósticos (siglos I, II y III), los cátaros o albigenses (inicios del siglo XIII) y Ernest Renán (mediados del siglo XIX). Solo por mencionar cuatro ejemplos. ¿Como reaccionó la iglesia ante estas posturas? A Marción lo consideraron el mayor peligro que ha enfrentado la Iglesia primitiva. Grandes figuras religiosas como Justino Mártir, Irineo, Tertuliano y Epifanio, se dieron el trabajo de escribir tomos enteros refutándolo. Los gnósticos fueron perseguidos y tuvieron que esconder sus textos para preservarlos de la destrucción, textos que fueron hallados hace pocas décadas (los rollos del Mar Muerto). A los albigenses, el Papa Inocencio III les envió una cruzada exclusivamente a ellos, para exterminarlos (1209), y no contento con esa medida, el mismo Inocencio III les dedicó un segmento del IV Concilio de Letrán (1215), para condenar sus postulados. Ernest Renán (1823 – 1892), fue un erudito historiador y racionalista francés del siglo XIX, que en su juventud había estudiado en el seminario para ordenarse como sacerdote. En un punto de su vida como seminarista, rompió con la iglesia, pues lo que le enseñaban entraba en conflicto con su sentido común. A pesar de su alejamiento, ya como racionalista escribió varias obras relacionadas con su pasado religioso, como su famoso libro Vida de Jesús, en el cual pone de manifiesto toda la admiración que siente por este personaje. Sin embargo, en otro de sus libros, “Historia del pueblo de Israel” (tomo I), escribió lo siguiente:

Jehová no es justo: demuestra una parcialidad irritante hacia Israel, una dureza horrible contra los demás pueblos. Ama a Israel y aborrece al resto del mundo. Mata, miente, engaña y roba para beneficiar a Israel. ¿Y por qué había de ser aquel dios particular el creador del cielo y la tierra?”.

Las obras de este académico causaron gran controversia en Francia. De haber vivido y escrito esto unos cuantos siglos antes, seguramente hubiera corrido con la misma suerte de Miguel Servet y Giordano Bruno. ¿Pero por qué este grupo heterogéneo de personas, distantes entre sí en época histórica, distancia geográfica, formación académico-religiosa e idiosincrasia, tenía un pensamiento homogéneo en el sentido de repudiar al Dios del Antiguo Testamento? Pues por muchas cosas que la misma Biblia narra. Marción por ejemplo, consideraba absurdo pensar que un Dios bueno, enviaría dos osas para matar a cuarenta y dos niños, solo por haber cometido esos pequeños, “el pecado” de burlarse del profeta Eliseo, llamándolo calvo y riéndose de él:

Después fue de allí a Betel; y cuando subía por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad y se burlaban de él diciéndole: --¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo! Volviéndose hacia atrás, los vio y los maldijo en el nombre de Yahvé. Entonces salieron dos osas del bosque y despedazaron a cuarenta y dos de aquellos niños. De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.
(2-Reyes 2:23-25)

Ese ejemplo aporta Marción, yo aporto otro:

El libro del Exodo relata que cuando ya estaban fuera de Egipto, los israelitas son atacados por un pueblo llamado los amalecitas. Los agresores son derrotados. Luego de la batalla, Yahvé sentencia a la extinción a aquel pueblo agresor. (Exodo 17:8-14) Le dice a Moisés que por ese acto, borrará a los amalecitas de la faz de la tierra. Pasan casi cuarenta años de aquel incidente, y ya cerca de ingresar a la tierra prometida, Yahvé le dice a su pueblo, que tengan siempre presente la ofensa cometida por los amalecitas (Deuteronomio 25:17-19). Ingresan los israelitas a la tierra prometida y luego de pasar casi cuatrocientos años siendo gobernados por jueces, Yahvé escoge al primer rey que tendría su pueblo. El elegido fue Saúl. Ya a estas alturas habían pasado casi cinco siglos desde aquel incidente en el desierto con los amalecitas. Sin embargo, Yahvé aun no había olvidado y le ordena a Saúl que vaya y arrase a ese pueblo, por la ofensa cometida en el pasado (casi cinco siglos en el pasado). La orden que recibió Saúl fue matar hombres, mujeres y niños, y todo tipo de animales. Después de haber leído esto, ¿Se puede culpar a Marción, los gnósticos, los albigenses y a Renán (y a tantos más) por pensar como pensaban y repudiar al dios de los israelitas?

Hay incluso los que piensan, que las actitudes de este “dios”, según lo narran las Sagradas Escrituras, se podrían comparar con las actitudes de uno de los peores seres humanos que ha parido este planeta:

Sobre la compasión para con el débil, esta era la opinión de Hitler:

“La compasión es un pecado eterno. Sentir compasión por el débil es una traición contra la naturaleza.”
Adolf Hitler

Sobre la compasión para con el débil, esta era la opinión de Yahvé:

“Voy a castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues se interpusieron en su camino cuando venían de Egipto. Por lo tanto ve y atácalos; destrúyelos con todas sus posesiones, y no les tengas compasión. Mata hombres y mujeres, niños y recién nacidos, y también toros y ovejas, camellos y asnos.”
Yahvé le ordena a Saúl (1-Samuel 15:2-3)


Yo, a los que repudian al dios de los israelitas, no los culpo por pensar así. Y confieso que no solo que coincido con ellos, sino que considero que es abundante la evidencia que respalda tales criterios. Es en ese sentido que se desarrolla el viaje dentro de esta obra.

“….pero el alimento sólido es para los maduros, para los que por la práctica tienen los sentidos entrenados para discernir entre el bien y el mal.”
(Hebreos 5:13-14)



Para más Información:

  1. Vídeos Canal de Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=Di2USQp_dfo&feature=channel&list=UL 
  2. Email: yawheh.unmasked@gmail.com 
  3. Ciudad, País, continente: Guayaquil Ecuador Sur america.

Algunas indicaciones:
1.- El libro digital está para ser comprado en Amazon.
2.- La obra se compone de dos partes:
El libro en formato impreso en papel contiene los dos libros en uno solo.